“ ¿Qué es la vida? Una ilusión, una
sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y
los sueños, sueños son”
Calderón de la Barca
El poeta inglés John Keats llega a comparar la vida con una casa de
varias moradas, las cuales uno va atravesando a lo largo de los años. La
primera de ellas sería la niñez, donde el pensamiento es casi nulo y donde
parecemos demorarnos más tiempo. Cuando por fin empieza a germinar el
pensamiento, nos encontramos en la segunda morada, que podría compararse con la euforia de la
juventud. Pero esta cámara se va oscureciendo a medida que nos hacemos
mentalmente más maduros y percibimos la cruda realidad de la vida, entonces
empezamos a sentirnos abrumados por preocupaciones existenciales. Como dice el
poeta: “no vemos el equilibrio entre el bien y el mal; estamos entre la
niebla”.
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Miguel de Unamuno |
Se podría decir que en esta morada
habita Augusto Pérez, protagonista de Niebla, novela célebre del autor español Miguel
de Unamuno. Si bien, es cierto, la reflexión de Keats responde a su visión
romántica de la vida, cargada de esa
melancolía y ese espíritu idealista que
lleva al romántico a entrar en conflicto con la realidad. Pero en el personaje
de Unamuno encontramos algunas notas propias del héroe romántico, haciéndolo
coincidir con esta particular visión, como veremos más adelante.
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El actor estadounidense Edwin Booth como el príncipe Hamlet, hacia 1870 |
Existe toda una tradición que va
desde Hamlet y pasa por la Vida es Sueño, hasta llegar a Niebla. En estas obras literarias los héroes son seres
meditabundos, abrumados por pensamientos
que los llevan en ocasiones a cuestionarse sobre su existencia. Este paralelismo llega manifestarse a nivel
estructural mediante los monólogos en
los que ellos dejan percibir sus pensamientos.
En Niebla se narra la historia de Augusto Pérez,
un joven ensimismado que cae perdidamente enamorado de Eugenia, quien no le
corresponde y a la que infructuosamente trata de conquistar a lo largo de la
historia. Una de las principales características es la preocupación filosófica y social, la cual
se manifiesta a través de las reflexiones que hace el protagonista en torno al
sentido de la vida, el tiempo, el amor, la existencia:
Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, la niebla. La vida es una nebulosa.
Niebla, Capítulo II
El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma un dulce aburrimiento, licor agridulce. Todos estos sucesos cotidianos, insignificantes; todas estas dulces conversaciones con que matamos el tiempo y alargamos la vida, ¿Qué son sino dulcísimo aburrirse?
Niebla, Capítulo IV
Si se observa en los fragmentos
anteriores, la palabra “niebla” hace su aparición al menos una vez. Y es que
esta palabra funge como un símbolo constante
que viene a representar la vida misma.
Constituye una metáfora con un gran sentido filosófico de fondo. Resulta
interesante la conclusión que se puede sacar de los ejemplos citados en torno
al concepto de la vida: la vida es niebla, algo difuso y oscuro, lleno de no
tan gratos incidentes, un juego que tiene como fondo el aburrimiento. En todo
ello se percibe un notable pesimismo, como uno de los signos característicos
del pensamiento de Augusto.
En torno a las reflexiones
filosóficas de este personaje gira todo el contenido de la obra, no obstante se puede apreciar un
carácter polifónico a través de las perspectivas vitales de algunos personajes,
como por ejemplo la misma Eugenia, en la que se percibe un ingenuo feminismo,
y Don Fermín, su tío, quien es la voz
del anarquismo en la historia.
Uno de los rasgos notables de la novela
es la metaficción, recurso del cual el autor se vale para exponer su concepción
de “nivola”, el género narrativo que pretende establecer con la propia obra. Esto se manifiesta mediante los comentarios
de Víctor, amigo de Augusto, quien explica algunas de las características
propias que se perciben en la obra de
Unamuno:
Invento el género, e inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo!--¿Y cuando un personaje se queda solo?--Entonces… un monólogo.
Niebla, Capítulo XVII
Precisamente en la obra son
abundantes los diálogos y los monólogos, siendo escasas las amplias
descripciones de los entornos y
escenarios. Según, Dotras (1994), mediante estos comentarios suceden dos cosas, la primera es que también
se presenta la forma de Niebla por lo que este personaje puede ser el portavoz
de las ideas estéticas de Unamuno y la segunda es que el lector experimenta un
extrañamiento que le genera la impresión de que la obra se crea a sí misma.
Sin lugar a dudas, el momento más emblemático de toda la obra es cuando el
protagonista descubre que solo es una invención de su autor y termina enfrentándose a este, rompiéndose
así la ilusión propia de la ficción, y
reforzando con ello la tesis recurrente de que la vida es una invención.
Es realidad o es ficción? ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuando él despierte…
Niebla, Capítulo XVII
En la cita anterior puede
percibirse un paralelismo con el famoso monólogo de Segismundo en la Vida es
Sueño. Pero a diferencia de Segismundo,
Augusto al final no se resigna a este descubrimiento, sino que termina
rebelándose a su propio creador, reclamando su autonomía sobre su destino. Y similar a la revelación de la que
Sofía es partícipe al término del Mundo de Sofía, Augusto se da cuenta que es
una idea, y como tal es perenne, ya que su existencia es actualizada con cada
nueva lectura que alguien haga sobre su historia. De esta forma, halla
respuesta a su preocupación existencial.
La nivola de Unamuno es digna representante de la Generación del
98, mostrando como características del
grupo la subjetividad, el pesimismo y la preocupación filosófica y social. Inclusive
el amor a España se percibe en una de las citas más celebres de la obra:
Y eso más, ¡Mentecato! Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna y mi Dios un Dios español, el de nuestro señor Don Quijote, un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡Sea la luz! Y su verbo fue verbo español…
Niebla,
Capítulo XXI
En definitiva, Niebla es una obra
que revela el espíritu reflexivo de la juventud a finales del siglo XIX , el
desengaño propio del romántico; la segunda morada en la vida del hombre. Al
final, los temas como el amor, la familia, la muerte,…, resultan ser formas
difusas en medio de toda esa niebla, y “ser o no ser” parece ser la única
cuestión de todo.
Bibliografía
Calderón de la Barca, P. (1635), La Vida es Sueño. Versión digital.
Dotras, A. (1994), La novela española de metaficción, Madrid: Editores Jucar, pág., 123
Unamuno, M. (1914) Niebla. Emiferro: versión digital.
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