A pesar de ser un tópico bastante trillado, las diferencias sociales parecen no salir de moda en la ficción. Quizás responda al hecho de que es un reflejo permanente de ciertas sociedades, reafirmando que las circunstancias realmente no han cambiado a pesar del paso de los años. En efecto ocurre que, incluso cuando ya pareciera abordarse hasta la saciedad, siempre aparece una obra de arte que revitaliza este tema y lo hace atractivo. Parasite nos muestra un nuevo rostro de este conflicto, si bien desde la perspectiva de una cultura no occidental, pero que en varios aspectos nos recordará a nuestra propia realidad, porque es el drama humano, tan universal y presente, lo que destaca en la película. El planteamiento al inicio de la historia, con ese acto cómico, nos podría llevar a creer que conocemos el desenlace, puesto que estamos acostumbrados a ver este tipo de tramas (donde se ven envueltas las mentiras) como algo predecible; lo natural es que todo al final se revele, y con fre
Nuestro blanco es la cultura