Julio Cortázar Fuente
Continuidad de los parques es un texto
del argentino Julio Cortázar en el que se proponen diferentes niveles de
lecturas a los cuales el autor decide nombrarlos como “Parques”. Siendo un claro ejemplo de literatura fantástica, le propone al lector una
forma de ver la literatura como placer, donde todos los sentidos trabajan al
unísono para brindarnos un deleite estético y sensorial más completo.
Este cuento constituye una de las piezas
más conocidas del escritor. Al inicio del texto vemos al personaje principal
inmerso en la lectura de una novela, hecho que resulta ser un punto neurálgico
dentro de la trama, pues en él el autor desarrolla una de las teorías que venía
exponiendo desde hacía algún tiempo. Aquí Cortázar sumerge al lector en un espacio
donde verá diferentes capas del puzzle que necesitará ser armado a medida que
los hechos se van presentando.
En la primera capa del cuento, como ya
hemos dicho, el personaje principal se encuentra leyendo una novela; hecho que
le permite al autor tender una celada al lector, y no se trata de una trampa
cualquiera, sino que siendo sabedor de la astucia de algunos lectores, se
encarga de dejar minado el campo donde se moverá el profanador del texto
(lector). Nuestro personaje central es el ancla que le permite al autor
sumergir a su lector en un universo fantástico del que no saldrá sin terribles
dudas por los acontecimientos que quizás desfilarán por sus ojos de manera
inadvertida.
El momento inicial en el que nuestro
personaje se encuentra leyendo la novela comienza lo que podríamos llamar “el
viaje iniciático del lector”, un largo peregrinaje por la selva de la fantasía;
el lector mismo comienza a ser parte del juego y no puede abstraerse de él,
pues terminaría con esos elementos que se van hilvanando en la medida en que el
personaje se sumerge y (nos sumerge) en los sucesos producidos por su lectura.
Nosotros estamos sujetos a sospechar que
Cortázar desarrolla una de sus teorías respecto de la posición del lector con
la del texto. Es claro que para Cortázar existen dos tipos de lectores: “Lector-hembra”,
y “Lector-cómplice”. Pero prestaremos especial énfasis en el lector-cómplice,
pues, es el que nos interesa para tratar de explicar nuestro punto de vista
respecto de la teoría que desarrolla el autor. Según el propio Cortázar “El
lector-cómplice es el que puede llegar a ser copartícipe y copadeciente de la
experiencia por la que pasa el novelista, en el mismo momento y en la misma forma”.
Partiendo de lo que expone el propio autor me gustaría suponer que la razón por
la que el personaje se encuentra leyendo esa novela al principio de la historia
es porque Cortázar necesita saber cuáles de sus lectores se sumergen junto a su personaje en esa vorágine creada por la imaginación que le brinda la
fantasía. Además, un ejemplo claro que sirve para ilustrar nuestra posición
ante el tipo de lector que nos propone Cortázar es el hecho de que el personaje
transforma la atmósfera de su lectura actual en una atmósfera propia, y de esa
manera llegando a ser parte integradora de cada acción que se realice.
Creo que en la primera parte del cuento el
autor quería crear una escena donde el lector pudiera identificar el rol
desafiante que nos propone la lectura; la lectura es una dualidad, una
bifurcación de caminos. Es el compromiso del lector saber cuál de esos caminos
escoger, y muy a menudo suele perderse en un solo camino. Me parece que
Cortázar nos invita a ser partícipes de los hechos presentados en el texto, el
lector debe involucrarse activamente en la narración para que su experiencia
sea más enriquecedora y vívida.
Otro de los núcleos que para nosotros
resulta de vital importancia en el cuento lo constituye el momento donde el
protagonista de la historia asiste a la cabaña del monte. Podríamos decir que aquí Cortázar pasa a una
nueva fase dentro de la historia; es innegable que el personaje central se
encuentra inmerso en la lectura de la novela, pero los hechos cambian dramáticamente; lo que antes se limitaba a crear la atmósfera ahora pasa a ser la acción. Y he
aquí donde aparece la fase intermedia del cuento, la parte donde ocurre la
acción.
En esta fase intermedia del cuento el
autor nos presenta una situación comprometedora, donde los personajes
involucrados al parecer pasan por un momento difícil en su relación. El hombre que
antes le ofrecía caricias ahora se muestra indiferente al contacto del amante.
Después tenemos un momento final donde ese puzzle que antes estaba siendo armado
ahora busca encajar a la perfección con una pieza que estará en las manos de
aquella mujer que entra a la sala y ve la cabeza del hombre leyendo la novela.
Desde la incursión que
hace el personaje inicial en su lectura hasta las últimas
páginas del cuento, el autor construye un brillante ejemplo de la meta-ficción;
pues, es palpable que Cortázar introduce a su personaje en una segunda capa de
la narración para entonces permitirle al lector conocer la historia en la que
también es protagonista su primer personaje.
El final es un verdadero ejemplo de la
brillantez del escritor argentino, una pieza maestra donde la realidad se
funde con la fantasía para dejarnos un espacio en el que la obra es abierta para
cualquier interpretación o conjetura.
¿Qué me impediría suponer a mí como lector que en realidad a quién le fue cercenada la cabeza fue al personaje de la novela, pero en realidad el que sufre las consecuencias es el lector de la misma?
Alberto Guzmán
Estudiante de Filosofía y Letras
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Pedro Mír, Héctor Incháustegui Cabral, Manuel del Cabral y Tomás Hernández Franco Reciben el nombre de los Independientes del cuarenta los poetas dominicanos Pedro Mír Valentín, Manuel del Cabral, Tomás Hernández Franco y Héctor Incháustegui Cabral . Algunos autores y críticos también incluyen en la lista a la poetisa Carmen Natalia Martínez Bonilla y a otros autores más que escribieron para la década de los 40. Respecto al nombre, Gutiérrez (1998) nos dice: "El nombre Independientes del cuarenta se autoexplica. Independientes porque el exilio ubicó a estos escritores en zonas geográficas distintas y esto provocó un temporal distanciamiento físico que impidió la agrupación de los mismos bajo un lema común" (p.19). Pero también se explica por el hecho de no haber pertenecido a ninguno de los grupos o movimientos poéticos del momento, como el de la Poesía Sorprendida y la Generación del 48. Estos escritores tuvieron en común el hecho de haber nacido en provinci
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