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Una revisión al Señor de los Anillos: El Retorno del Rey




Han pasado quince años desde el estreno de la última entrega del Señor de los Anillos, el tan esperado final de una historia que dejó una huella imborrable en la memoria de tantas personas, marcando un antes y un después en la historia del cine. Basada en el tercer libro de la famosa trilogía literaria escrita por J. R. R. Tolkien, El Retorno del Rey sin lugar a duda es y seguirá siendo uno de los mayores hitos cinematográficos en los últimos veinte años. 

En conmemoración de su aniversario, hacemos una revisión de esta memorable película, destacando sus grandes logros, así como también aquellos desaciertos que tal vez han pasado desapercibidos debajo del esplendor de toda esa portentosa producción. 

Y como es costumbre, empezamos por señalar los aspectos destacables y valiosos de la película: 

Un final digno

New Line Cinema, 2003


El Señor de los Anillos ha sido una de las historias que más ha calado en el corazón de sus seguidores y espectadores, el manejo emotivo de la historia es uno de los mayores aciertos de la dirección de Peter Jackson, y en El Retorno del Rey alcanza sus mayores notas. A pesar de contar con una larga lista de personajes, no hay lugar para el olvido de ninguno, pues las relaciones afectivas que se establecen entre algunos de ellos sirven como el principal adhesivo para mantenerlos presentes, así como también la excelente exposición de sus motivaciones y personalidades, haciéndolos destacables. Todos los héroes y villanos cuyas historias se siguieron tan de cerca en las películas anteriores tuvieron aquí su justa resolución, si bien algunos mediante pequeños guiños (como el caso de Faramir y Eowyn), pero sin dejar nada a la incertidumbre. Sin lugar a duda, ha sido uno de los finales más emblemáticos, precisamente por su emotividad y por la buena conclusión de cada una de las historias de los personajes. Si bien, algunos lo tildan de largo, pero su amplitud era necesaria para clausurar con broche de oro el conflicto épico que se venía gestando desde las entregas pasadas. 

Una producción impecable

New Line Cinema, 2003


Una de las principales características de la trilogía es su enorme producción, aspecto que la distingue de otras películas. El trabajo de montaje, vestuario, efectos especiales, ambientación, banda sonora y demás, denotan una  dedicación admirable a una ardua labor de equipo. Cuando las cosas se hacen con ese empeño y pasión, se notan, y en la película es más que notable. Mención aparte merece la banda sonora, sin la cual, las escenas carecerían de esa carga emotiva tan característica que las hace memorables. Y En el Retorno del Rey, esta, como otros aspectos más, alcanza su nota más alta. 

Batallas impresionantes

New Line Cinema, 2003


Unos de los principales ingredientes de toda la trilogía son sus grandes batallas, con unas puestas en escenas impresionantes, y un manejo increíble de la tensión, capaz de revivir una y otra vez las mismas emociones en el espectador, aunque haya visto los sucesos en ocasiones anteriores. La batalla del Pelennor es de principio a fin un evento sorprendente, una secuencia que no tiene parangón en la historia del cine épico. Cada batalla en la película es una mezcla de acción, terror, drama y suspenso, como ninguna otra mostrada antes. Definitivamente, uno de los aspectos por los cuales la trilogía será siempre recordada. 

Pero no todo en el Retorno del Rey es esplendor, detrás del espectáculo existen ciertos desbalances que, si bien, ante el trabajo en conjunto son pequeñeces, revelan que aún las grandes producciones no están exentas de imperfecciones. Y he aquí algunas que en mi opinión, han pasado quizás desapercibidas: 

Una narración simultánea a veces rebuscada

New Line Cinema, 2003

Uno de los principales cambios en las películas en relación con los libros es la narración simultánea de los sucesos, que por cuestiones de puesta en escena resulta bastante entendible. Se trata de unir las líneas temporales que a partir del segundo libro “Las Dos Torres” aparecen separadas, mediante intercambios de escenas. Sucede que a veces no funcionan del todo bien y que le quitan cierto peso a algunos arcos argumentales, como es el caso del viaje de Frodo, Sam y Sméagol. Esto también se aprecia en el Retorno del Rey, y al igual que en las Dos Torres, la historia de los tres viajeros es la que termina llevándose la peor parte. A veces no resulta claro si sucede en el mismo momento en que las batallas toman lugar en Minas Tirith, o existe cierto lapso entre estos sucesos. Lo cierto es que Peter trató de resolver el problema presente en los libros, tratando de unir las líneas temporales, a costa de incluir material de relleno, para que pudieran encajar de modo que ninguna se viera sobrepasada por la otra en cuestión de tensión y fuerza, pero el resultado no fue el mejor para algunas escenas, y en efecto la historia por momentos se torna algo rebuscada, como si existiera cierta prisa de concluir todo. 

Escenas que no debieron ser eliminadas

New Line Cinema, 2003


Si bien es cierto, la versión cinematográfica no fue todo el metraje que se tenía previsto, y por cuestiones de tiempo, algunas escenas fueron recortadas para hacer el material lo más digerible posible, sin que resultase agotador. Sin embargo, algunas escenas eliminadas afectaron en cierta forma la trama, como fue el caso del enfrentamiento entre Gandalf y el Rey Brujo que se muestra en la versión extendida, donde Gandalf pierde su báculo; como resultado en la versión cinematográfica el mago aparece en unas escenas haciendo uso del cayado y luego en el resto sin él, notándose esto como un error. Así como también cuando Aragorn corta la cabeza de Boca de Sauron, quedándose su espada manchada por la sangre de esta, sin embargo, tal escena no ocurre y esto también se percibe como un error más de edición. Y como estas existen otras escenas, pero generalmente pasan desapercibidas ante la vista poco aguda del espectador primerizo. 


Escenas innecesarias

New Line Cinema, 2003


Y así como hubo escenas que no debieron ser eliminadas existen otras que sí deberían haber sido cortadas, dada su poca aportación a la trama en general. Y entre estas está la separación de Sam y Frodo a causa de Gollum. Si bien, los guionistas tuvieron sus razones para incluir este cambio. Pero al final no aporta mucho, más bien parece un relleno con fines de generar intriga o drama innecesario, como se hizo en las Dos Torres, cuando se quiso débilmente engañar al espectador con la muerte de Aragorn, o cuando los Ents titubeaban en decidirse a pelear. En efecto, todas estas escenas parecen prolongar más una historia que de por sí ya es extensa y solo están ahí para generar giros argumentales con efectos dramáticos, pero que al final no eran relevantes. 

Una resolución inverosímil

New Line Cinema, 2003


Si hay algo que distingue al Señor de los Anillos del resto de las historias de fantasía es su tratamiento realista del relato, pero esto se rompe en el Retorno del Rey al final de la batalla del Pelennor. Si bien, el ojo vigilante de Sauron, ya era un elemento que rompía con ello, lo que termina con colmar el vaso, es la aparición de los fantasmas en la batalla. No es la primera vez que en la trilogía se recurre al Deus ex machina, pero al menos en las anteriores resultaba más creíble, puesto que eran seres humanos los implicados, pero aquí los fantasmas y la forma en la que arrasan con las huestes de Mordor resulta en una resolución rápida y gratuita a un conflicto enorme que parecía salirse de las manos. Si bien, el espectáculo mostrado del lado del ejército enemigo, como forma tal vez de intimidación, había generado un problema que era difícil de eliminar sin fallar en el proceso, la batalla ya no se podía sostener con tal desorden, pero la aparición de los fantasmas resultó ser una salida rápida y económica al asunto. En definitiva, este recurso hizo flaquear un poco la película, en mi opinión. 



En conclusión, El Retorno del Rey es una de las más grandes producciones que se hayan visto en el cine en los últimos tiempos. Pero como toda película no escapa a los errores y a los desaciertos. Sin embargo, estos apenas son pequeñas imperfecciones que resultan intrascendentes ante la vista en conjunto de todo el trabajo artístico. Definitivamente es una historia que aún permanece vigente y que sigue sacudiendo las emociones de sus seguidores en cada reproducción.
New Line Cinema, 2003 

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