A pesar de ser un tópico bastante trillado, las diferencias sociales parecen no salir de moda en la ficción. Quizás responda al hecho de que es un reflejo permanente de ciertas sociedades, reafirmando que las circunstancias realmente no han cambiado a pesar del paso de los años. En efecto ocurre que, incluso cuando ya pareciera abordarse hasta la saciedad, siempre aparece una obra de arte que revitaliza este tema y lo hace atractivo.
Parasite nos muestra un nuevo rostro de este conflicto, si bien desde la perspectiva de una cultura no occidental, pero que en varios aspectos nos recordará a nuestra propia realidad, porque es el drama humano, tan universal y presente, lo que destaca en la película. El planteamiento al inicio de la historia, con ese acto cómico, nos podría llevar a creer que conocemos el desenlace, puesto que estamos acostumbrados a ver este tipo de tramas (donde se ven envueltas las mentiras) como algo predecible; lo natural es que todo al final se revele, y con frecuencia el guion así lo exige, pero al igual que los protagonistas, no todo en esta película es lo que aparenta.
Con un ritmo estupendo, un giro de guion tras otro al momento del clímax, convierte una trama que un principio pudo ser predecible en una caja de sorpresas, rompiendo incluso con los clichés narrativos al igual que Juego de Tronos en algunos episodios memorables.
No pretende dignificar a los más marginados, al contrario, muestra lo mezquinos y oportunistas que pueden ser cuando se mueven por el anhelo de una vida llena de comodidades o la envidia hacia aquellos que la poseen. Si bien, no podía faltar el estereotipo de la familia rica, con su vida superficial y su indiferencia hacia aquellos menos favorecidos, pero aquí el contraste generado se siente más fresco por la falta de sobreactuación.
Al final, el peso de las consecuencias caería como la roca de la suerte. El sótano vendría a simbolizar los más bajos y sucios secretos que suelen albergarse en este tipo de hogares y la experiencia no llevaría a un verdadero cambio o alguna reflexión, puesto que seguimos empeñados en alcanzar el éxito, tener mucho dinero y comprarnos una casa bonita, porque eso es lo que entendemos por "felicidad", aunque esa felicidad tenga que erigirse sobre un cementerio.
En resumen, Parasite es una historia soprendente y reveladora. Sin lugar a dudas constituye una visión teatral de la vida parasitaria que llevan algunos y a la que podríamos arrastrarnos por vanidad o necesidad. Nadie está justificado, todos, en cierta medida, somos parásitos en esta rara simbiosis que es la sociedad.
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