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Satania, la ciudad del vicio: análisis socio-literario al poema Destrucción de Charles Baudelaire

Destrucción



Charles Baudelaire
Charles Pierre Baudelaire inicia su carrera artística a muy temprana edad. Influenciado por los románticos y pulido su estilo sobre los márgenes simbolistas, es considerado por muchos críticos contemporáneos como la crítica y síntesis del romanticismo, y por otros tantos como el precursor del simbolismo. Nacido en París, el 9 de abril de 1821, tuvo encuentro cercano con la solitud en los primeros años de su niñez, con el fallecimiento de su padre que representaría para él un cambio total en su circulo familiar. Su madre se casaría nuevamente generando esto en Baudelaire un desprecio total hacia su nuevo padrastro. A escritores como Théophile Gautier le debe su manera de pensar, según él mismo relató en una ocasión, y su poesía aflora en un estilo que bien puede hacer referencia a este respecto.

Las características de la época en que fue escrito este poema son de tipo decadentista, en una sociedad donde primaba el desenfreno y el exceso como era París en la primera mitad del siglo XlX. La inestabilidad social fue producto de una ola de prostitución que a la vez repercute
Prostitución
significativamente en la vida del autor, el cual se vio fuertemente influido por mujeres del negocio del placer con las que se relacionó al punto que colinda con lo sentimental, e incluso fueron objeto de inspiración de muchos de sus textos. Dicho esto, decimos que el poema contiene elementos de decadencia social como la prostitución, que muestra una relación directa entre el poema mismo y la realidad de la época a la que pertenece: “Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte, * De la más seductora mujer las apariencias, * y acudiendo a especiosos pretextos de adulón * Mis labios acostumbra a filtros depravados”.

En el contexto que compone este poema, se encuentra muy presente el aspecto religioso, debido a que Dios y el diablo forman parte constituyente del fondo de la obra: “A mi lado
De la película La pasión de cristo, Satanas y su sucesor
sin tregua el Demonio se agita”, “Lejos de la mirada de Dios así me lleva”.
Esto pone de manifiesto la tendencia satanista de su obra cumbre “Las flores del mal”, texto que da inicio al simbolismo francés. Baudelaire generaba gestos horripilantes en el rostro del lector promedio de la segunda mitad del siglo XIX, a causa de su discurso que enmarcaba a la sociedad francesa en el plano de lo infernal, tomando para esto al diablo como referente dominador del hombre europeo.

El contenido de este poema podemos definirlo como actual, ya que trata sobre elementos epocales que incidieron en la vida de Baudelaire, y que se ponen de manifiesto entre los versos que lo componen. El yugo constante del diablo sobre el hombre, el temor a Dios y la corrupción que envuelve los círculos convivenciales del autor cobran vida en este texto.

Los contenidos de orden material que componen el texto, propiamente hablando del tipo de lenguaje utilizado, tenemos que la verbosidad en el mismo lo enmarcan dentro de los de tipo figurativo, y está estrechamente ligado a los símbolos y las correspondencias de los objetos y las emociones que caracterizaron al simbolismo francés: “Toma, a veces, pues sabe de mi amor por el Arte, * De la más seductora mujer las apariencias[...]”. En esta ocasión, vemos como Baudelaire utiliza al demonio como un símbolo, cuyo elemento correspondiente son las prostitutas que tanto marcaron su vida.

El contenido tácito está explicito en la forma en que se hace
Drogas
mención del demonio, nuevamente, como referente a las drogas que fueron motivo de desesperación y flagelo en la vida del autor: “A mi lado sin tregua el Demonio se agita; * En torno de mi flota como un aire impalpable; * Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones”.

De acuerdo con las ideas que deja entrever Baudelaire a través del poema, vemos que estas son de un matiz religioso que toca la contra parte de Dios, como motivo de todo el mal que padece, tomando el diablo la forma de los vicios que lo agobian, cumpliendo además mediante estas imagenes con las directrices de su movimiento: “A mi lado sin tregua el Demonio se agita; En torno de mi flota como un aire impalpable; Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones De un deseo llenándolos culpable e infinito”.


Partiendo de la idea de que París en la segunda mitad del siglo XlX, época a la que pertenece este poema, era la ciudad del vicio y el libertinaje reinaba entre sus habitantes, concluimos en que el contenido social que refleja el texto es de corte religioso, y además funge como una crítica hacia la sociedad, que siendo estrato de tan infames costumbres, se presta a adular lo mundano contraponiendo la moral respecto a las leyes de Dios, lo que es causa de que Baudelaire haga referencia al diablo como ente que controla el mundo y sus respectivos males.

En lo que respecta a la relación vida-obra, este poema viene a ser personal al punto que roza con lo crudo, ya que se alimenta de los malos hábitos de Baudelaire, como son las drogas, su gusto por las prostitutas y demás males, que son vicios anejos al estilo de vida bohemio que lo caracterizó durante el transcurso de su vida.
El grito,  Edvard Munch
La determinación de los personajes revela que los mismos fueron tomados de la retorcida y oscura realidad de Baudelaire, porque el diablo, las prostitutas y Dios fueron elementos que estuvieron muy presentes en su vivir, pues el demonio vendría a ser todo lo corruptivo e insano que alguna vez martilló la moral del autor; las prostitutas constituyeron su consuelo y motivo de algunos de sus más amargos poemas; y Dios representó todo aquello que le motivaba de una u otra forma a hacer el bien.
Billy R. Gomez

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