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ARTE Y LENGUAJE EN LA POESÍA CONTEMPORÁNEA

Una de las frases más célebres del artista Leonardo Da Vinci es la que reza: “La pintura es poesía muda, la poesía es pintura ciega”. No es la única vez que la poesía es comparada o identificada con otras manifestaciones artísticas; aparece con frecuencia vinculada con la música. Y es que en sus orígenes tuvo un carácter más  musical del que posee ahora. De hecho la lírica, el género que convencionalmente la representa, debe su nombre a la lira, instrumento de cuerda con el cual los poetas de la antigüedad acompañaban sus cantos y composiciones. Pero no es intención de la presente exposición detenerse en los inicios del género, sino tomar en cuenta algunas nociones elementales para comprender el comportamiento de la poesía en la época contemporánea, donde su vinculación con las demás artes se hace más estrecha.
Aunque con el tiempo se fue limitando al ámbito de la palabra escrita y hablada, la poesía continúa siendo una de las expresiones artísticas por excelencia de la sensibilidad humana. Su lenguaje  suele caracterizarse por su intencionalidad estética, poniendo en primer plano el valor connotativo de la palabra. Como resultado, constituye un lenguaje figurado  y en ocasiones sugerente, cargado de imágenes.
Durante épocas la poesía mantuvo el rasgo definitorio de un arte armónico y equilibrado, cuyas composiciones se tenían que someter a unas normas y  métrica fijas. Pero el equilibrio que caracterizó a la poesía hasta el momento, empezó a romperse en la época contemporánea. Asimismo se abandonaba el culto a la naturaleza y al ideal clásico de la belleza, que había imperado en los modelos poéticos tradicionales.
 En general, se estaba gestando un cambio de sensibilidad que repercutiría de forma decisiva en todas las manifestaciones artísticas y cuya expresión se manifestaría en las vanguardias del siglo XX. En el ámbito de la literatura, la poesía tomaría la delantera en esta revolución artística.
Precisamente fue en la poesía donde se instauró una nueva estética que  influyó en las demás artes a finales del siglo XIX y principios del XX. El parnasianismo con su consigna de “arte por el arte” y el simbolismo con la figura influyente de Charles Baudelaire,  impulsarían el arte y el lenguaje en la poesía   por  nuevos derroteros.  Pero   el simbolismo realizaría un mayor aporte en este sentido. En la estética simbolista, el poeta adquiere la misión de sugerir por medio de la expresión las correspondencias entre los objetos de la realidad  misteriosa que constituye el universo.  El símbolo y la sinestesia se convierten en los recursos por excelencia para  evocar tales correspondencias. En efecto, el arte se torna más subjetivo y sugerente. El movimiento simbolista se torna así en uno de los antecedentes inmediatos de la poesía de los últimos cien años.
Aunque se ha tratado de definir unos rasgos generales, resulta difícil caracterizar la  poesía contemporánea en una sola pieza, debido a la diversidad de movimientos y formas poéticas  que  se gestaron en el siglo anterior.  Las composiciones poéticas del momento están cargadas de impresiones sensoriales y de alusiones a otras manifestaciones artísticas, como la pintura y la poesía. Se aprecia un fuerte rechazo a los modelos y preceptos artísticos tradicionales. La preocupación por el cultivo de la forma está más presente. La gramática se rompe y la sintaxis se suprime. El epíteto y la metáfora tradicional, son desplazados por la sinestesia,  las metáforas insólitas, y las aliteraciones. Algunos poemas se limitan a un mero juego de palabras o a una combinación de fonemas.  También se aprecia una poesía reaccionaria y extravagante, que no persigue comunicar algo, sino que  busca suscitar el asombro por medio de un lenguaje incoherente, como es el caso de la poesía dadaísta. Sin embargo, todas las expresiones poéticas tenían como propósito común el  crear nuevas formas de concebir arte.
Asimismo se aprecia una preocupación por  la esencia de la poesía.  Como resultado de esta preocupación los poetas  cultivan la metapoesía a través del “arte poética”,  una composición en la que ellos exponen y justifican los rasgos esenciales que habían de definir a la poesía del momento. Esto se convirtió en uno de los rasgos comunes entre algunos de los movimientos de vanguardia. Uno de los  pioneros en ello fue el chileno Vicente Huidobro, fundador del Creacionismo, quién  en su “arte poética” atribuye al poeta la capacidad de crear nuevos mundos mediante el poema. “Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!/ Hacedla florecer en el poema”, expresó  Huidobro, señalando que la poesía debía abandonar la imitación de la naturaleza y crear una realidad propia.
En el afán de renovación constante, algunos poetas  incluyeron en sus composiciones aspectos gráficos  y visuales, dando como resultado una poesía experimental que rompía con las formas poéticas convencionales. El ejemplo más notorio fue la poesía visual, que tiene sus antecedentes en los caligramas. En palabras del crítico uruguayo Nicteroi Argañaraz (1986) “…la poesía visual es poesía para ser vista…No se limita solo a lo verbal y, en este sentido, representa una extensión de las posibilidades de la poesía tradicional…” Estas manifestaciones aparecen como resultado de la transversalidad de los géneros, característica de la época.
Temas y términos que en otros tiempos podrían resultar insulsos en el género, son empleados por los poetas para expresar su disconformidad y rebeldía. Asimismo, en algunas expresiones poéticas los temas sociales adquieren  preponderancia.
Con el avance de las tecnologías de información y el acceso a internet, la poesía  adquiere nuevas plataformas de difusión, los grupos poéticos van desapareciendo, y el arte se torna  más individual. En consecuencia, el concepto de poesía se amplía para incluir las más diversas expresiones artísticas que hacen uso de la palabra. El arte y el lenguaje en la poesía contemporánea se funden en una misma expresión,  más inmediata y efímera.

Jordanny Liranzo

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