Aprender a vivir, Filosofía para mentes jóvenes: Un esfuerzo por expresar la filosofía en términos comprensibles
Estudiar filosofía es una actividad que suele intimidar a cualquier estudiante; los prejuicios que existen entorno a la filosofía, así como también la complejidad de esta, constituyen dificultades a las que se enfrenta con frecuencia. Pero aun el estudio prolongado no es suficiente para entender lo que esta actividad del ser humano significa. El concepto en sí es bastante amplio y ambiguo, y a lo largo de los años ha sido objeto de múltiples y diversas acepciones. En relación con los alumnos el profesor Sánchez Vázquez señala:
"La filosofía se les suele presentar como una inextricable selva en la que unos plantan árboles que otros vienen a derribar...Es una visión simplista, pero no deja de ser verdad que el alumno se encuentra perplejo en esta selva filosófica, ante esa sucesiva plantación y derribo de árboles filosóficos, sin que sepa realmente a la sombra de cuál acogerse" (citado por Diálogo Filosófico, 1987, 7, 62).
Esta comparación ilustra la situación a la que los estudiantes se enfrentan con frecuencia. Lamentablemente estos árboles de los que habla el profesor hoy en día parecen no servir de mucho: en un mundo técnico y competitivo como el nuestro algunos, planteamientos de los filósofos resultan obsoletos para ciertas personas y no llegan a tener un sentido, al menos uno práctico. Sumado a esto, en los últimos años, la filosofía se ha visto reducida cada vez más a alguna de sus partes; ora metafísica, ora teleología, ora ética, y en ocasiones a una simple asignatura de universidad, que la mayoría aborrece y cursa como mero requisito del programa de estudios. Lo cierto es que no siempre se llega a comprender qué es y para qué sirve.
Un trabajo reciente que puede ofrecer respuestas a estas interrogantes lo es el texto "Aprender a vivir: Filosofía para mentes jóvenes" del francés Luc Ferry, filósofo de nuestro tiempo. Que no les engañe el título― el cual puede hacer referencia a un libro de autoayuda―, la obra no pretende ofrecernos consejos sobre cómo vivir, sino mostrarnos la filosofía en su esencia, para servirnos de ella en la conducción de nuestras vidas. Para ello el autor se vale de un lenguaje claro, usando como recurso el tuteo, el cual le permite establecer una relación íntima con el lector, a modo de conversación. El libro no constituye una historia exhaustiva del pensamiento del ser humano, más bien es una introducción al estudio de este, pero en un sentido complementario.
Luc Ferry recupera un aspecto primigenio en el concepto de filosofía, presente en los sistemas filosóficos de la antigüedad: el problema de la salvación. Su definición de filosofía muestra a la misma como una "doctrina de la salvación", equiparable a la religión, pero que se diferencia de esta en el sentido de que ofrece un tipo de salvación "por uno mismo" y no "por vía de otro", haciendo uso de la razón y no de la fe. Coincido con el filósofo francés en su crítica a las definiciones que últimamente se han asumido respecto al término, las cuales han reducido a la filosofía a una simple reflexión crítica o a una teoría de la argumentación, como señala el mismo autor. Con frecuencia se observa a las personas emplear el verbo "filosofar" como sinónimo de reflexionar o argumentar en torno a un tema de interés general. Pero la actividad filosófica no es simplemente eso, a pesar de que constituya uno de sus principales rasgos. Su propósito fundamental es dar respuestas a las grandes interrogantes del ser humano.
En su libro Luc Ferry expone que la filosofía desde sus inicios ha tenido como fin superar los miedos de la finitud (referente a la mortalidad), los cuales se reducen a uno solo: el temor a la muerte. Pero a diferencia de las religiones, los sistemas filosóficos han tratado de hacerlo mediante el uso de la razón. En este contexto, el miedo a la muerte no se refiere al sufrimiento que puede conllevar el proceso de morir, sino al hecho de dejar de existir sin tener claro si habrá otra vida después. Muchos coincidimos en que es el mayor de los temores que abruman al ser humano. Responde por un lado al apego que sentimos por la existencia terrenal, al hecho de querer vivir por siempre, junto a nuestros seres queridos, los cuales tampoco queremos perder. De acuerdo con el filósofo francés esta problemática es lo que más afecta al hombre, puesto que no lo deja "vivir bien". Y para superar ese miedo se necesita de la filosofía con el fin de tener como resultado una mejor vida.
A modo de exposición, Luc Ferry se vale de algunos autores y textos, propios de la historia de la filosofía, para esclarecer y ejemplificar su punto de vista, el cual trata de resumir la filosofía en tres aspectos: la teoría, la ética y la sabiduría. Tales aspectos se encuentran presentes en la mayoría de los sistemas filosóficos. La teoría sería el primer escalón en la actividad filosófica y abarca por un lado la “definición de la esencia más íntima del ser”, y por otro la visión del mundo o los medios para adquirirla, en otras palabras, abarca la ontología y la teoría del conocimiento respectivamente. La ética por su parte tiene que ver con los principios morales que han de regir el comportamiento de los seres humanos. Y por último la sabiduría se refiere a la salvación o la superación de los miedos de la finitud, la esfera más alta de toda filosofía.
En esta exposición el filósofo francés hace un breve recuento de la historia de la filosofía, tocando solo aquellos sistemas filosóficos que sirven para ilustrar los tres aspectos que él refiere, en relación con los principales periodos históricos. Empezando por la antigüedad, nos refiere a los estoicos y su visión del mundo como un cosmos perfecto, eterno y armónico. Luego pasa a la edad media para detenerse unos instantes en la doctrina cristiana, con el fin de señalar sus aportes a la historia del pensamiento, a pesar de no considerarla como filosofía. Más tarde expone sobre la revolución que supuso el triunfo del humanismo en la edad moderna en el ámbito de la filosofía y la ciencia, para culminar en la época posmoderna con las aportaciones de Nietzsche y las corrientes materialistas, dedicando una crítica a estas últimas. En cada uno de estos sistemas, Luc Ferry se empeña en señalar la presencia de las tres dimensiones de la filosofía: la teoría, la ética y la sabiduría.
Al final toda esta exposición parece un extenso prolegómeno del que se vale Ferry para presentar su propia doctrina de la salvación, la cual se expresa en los términos de un humanismo posnietzscheano que busca recuperar los ideales humanistas, perdidos tras la filosofía de Nietzsche, y superar los efectos negativos de la deconstrucción que el filósofo alemán instauró en el pensamiento posmoderno. En otras palabras, esta doctrina busca guiar la filosofía actual por un rumbo distinto al que ha tenido en las últimas décadas, apoyándose en la noción del pensamiento ampliado, el cual propone aprovechar lo que hay de justo en cada sistema filosófico, sin sumirse en la crítica o la aversión, dando lugar importante a la autorreflexión; todo ello con el fin de superar el dogmatismo y el escepticismo imperantes en la sociedad actual, que solo sirven para estancar el pensamiento del ser humano. De esta forma, propone aprehender lo esencial de la filosofía y enfrentar los temores de la finitud de una manera diferente al de las religiones y los viejos sistemas filosóficos.
En resumen, no se puede exigir a Ferry más de lo que ofrece en su libro: un texto claro y conciso que intenta expresar la filosofía en términos que cualquier estudiante o persona poco instruida pueda entender, y que no pretende ser una historia de la filosofía en un tono ameno como el del Mundo de Sofía. A pesar de que la definición de Ferry también cae en un reduccionismo y su propuesta parece solo aplicable a los ateos, excluyendo a los creyentes, su obra ofrece planteamientos interesantes que permiten esclarecer algunos conceptos filosóficos y comprender mejor a la filosofía, al menos desde otra perspectiva.
Fuente consultada:
Ferry, L. (2007). Aprender a vivir: filosofía para mentes jóvenes. Taurus: Bogotá.
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